¡Effetá!...suena en mi mente,
¡Effetá! de mis palabras,
¡Effetá! como aquel sordo,
como al ciego de Betsaida.
Effetá, que en el hebreo
quiere decir: “Que se abran
tus ojos y tus oídos
al estruendo de la gracia”.
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa
Effetá porque comenten
las voces propias y extrañas,
que es Fe tal la que tenemos,
que es Fe tal la sevillana,
que arrebató al sarraceno
la espiga de la Giralda,
que es la Torre de la Fe
por la Fe que la remata
y que es la Puerta de Palos
Puerta de la Fe romana
de quien copió Benedicto
de motu proprio su carta
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa
Effetá de los estrenos
y Effetá: Que no hagan falta
-vencemos a la tercera-
chubasqueros ni paraguas.
Effetá para las túnicas
de estreno recién planchadas,
Effetá en San José Obrero
que estrena antifaz y capa,
Effetá de las mantillas,
Effetá de tardes largas
soñando las camareras
el momento de arreglarla.
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa
Effetá los mayordomos
y las listas y las guardias
de armaos en el Santo Entierro
y de armaos en la Esperanza.
Effetá de los que salen
en brazos porque no andan,
Effetá de los que peinan
con capirotes sus canas.
del que llega y se apalanca.
Effetá de tantas bullas
que saben cómo se anda.
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa.
Effetá para el izquierdo
por delante de Vizcaya,
Effetá de los tres pasos,
y Effetá que avisa a ¡Guardia!
cuando el Desprecio de Herodes
vuelve a San Juan de la Palma.
Effetá del pregonero
que se entrega y se retrata,
Effetá de nuevos aires,
Effetá a la confianza
Effetá a los veinteañeros
que luchan y dan la cara.
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa.
Effetá viendo a tus nietos
junto a la imagen sagrada,
y en las manos del que ha muerto
poniendo la última estampa.
Effetá del sentimiento
que me impulsa y que me llama,
Effetá de un Martes Santo,
de una túnica de sarga,
de un montón de monaguillos
que me buscan y me paran.
Cuando digo monaguillos,
digo insignia, digo vara,
maniguetas y bocinas,
y digo cirio y dalmática,
y digo escalera y cántaro,
y digo el carro y la caña.
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa.
Effetá lo que sentimos
todos y a todos nos marca.
Effetá cuando tu Cristo
llega y se luce en Campana,
Effetá para tu Virgen,
que es para ti la más guapa.
Effetá en mi calle Feria,
donde mis versos recalan.
Effetá de tantos nombres
de Cristo que se me abrazan.
Effetá para mi Cristo
mi Moreno te reclama,
con sus manos que se mueren
en otoño de hojas pardas.
Mi Cristo en todos tus Cristos.
Effetá que se agiganta.
Cuando tú enseñas la foto
de tu Señor, ¿cómo exclamas?
No le dices al que mira:
“Este es mi Cristo, miarma”.
Y es que el Cristo al que le rezas
¿No es el Cristo de tu alma?
Ese Cristo de tu alma
es mi Cristo y es mi alcázar,
es el que me pide ahora,
sin que mediemos palabra,
Effetá para Sevilla,
Effetá Semana Santa.
Effetá mi Cristo muerto
que está vivo en vuestras casas.
Effetá de un solo Cristo,
el Cristo de tu medalla,
el Cristo que vive y muere
sobre el clavel y la espada.
Effetá para Sevilla
Effetá Semana Santa.
¡Todos los Cristos mi Cristo
en mi Cristo de las Almas!
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